Un entorno ecológico en medio de La Mancha más seca con quince lagunas, que en próximos artículos iremos conociendo en más profundidad, la mayoría de estas lagunas son aptas para el baño, y con lugares de ensueño para visitar. Cuenta con una superficie de 3.772 hectáreas que jalonan de forma escalonada las lagunas a las que acompañan torrentes y cascadas, desde la Laguna Blanca hasta el embalse de Peñarroya.
Vegetación y fauna transforman, en primavera, el Parque y lo convierten en vida. Son numerosas las aves acuáticas que se detienen en la zona y se quedan durante esta estación. En verano, aún el agua corre de laguna a laguna, de las altas a las bajas, buscando el cauce del río en el que morir. Es la época de los bañistas y los aventureros, de las rutas y de los reflejos brillantes del sol sobre las lagunas. En otoño, el Parque duerme y descansa y presenta al visitante miles de tonalidades que engrandecen la vistosidad de las lagunas; y en invierno, con sus lluvias y sus nieves, se recarga para recibir, de nuevo en primavera, a los numerosos turistas que hacen parada aquí.
